Estábamos mi madre, Carol y yo pasando un día en una playa preciosa:
En esta parte de la playa había una arena muy fina y algunas olas en el agua del mar. La playa estaba rodeada de un pequeño bosque. Carol y yo fuimos a darnos un baño mientras mi madre tomaba el sol. Cuando salimos estábamos como uvas y ya casi había anochecido. Preparamos una pequeña hoguera entre Carol y yo con unas pequeñas ramas, en lo que mamá preparaba la cena. Cuando terminamos de cenar subimos a la caravana y nos dirigimos a casa.
Vivíamos en una pequeña casa situada en las afueras de Madrid. No era muy grande pero era acogedora y para las tres solas nos servía.
Cuando llegamos estaba muy cansada. Me di una ducha, me puse el pijama, me tumbé en la cama y caí en los brazos de Morfeo.
A la mañana siguiente me levanté y me vestí cómodamente:
Bajé a la cocina y me encontré a mamá hablando tranquilamente con Carol. me puse el desayuno y cuando terminé mamá nos mandó ir al salón.
-Tengo que deciros una cosa muy importante - dijo mamá-.
-¿Que pasa? -preguntó Carol-.
-Nos mudaremos -respondió-.
-¿Qué? ¿A dónde? -pregunté-.
-Eso os iba a preguntar, ¿a dónde queréis que vayamos?
-¡¡A Londres!! -respondimos Carol y yo conjuntamente y sin pensarlo dos veces-.
-Pues allí iremos dentro de... una semana.
-¿No es un poco pronto mamá? -preguntó Carol-.
-Si, pero necesito irme de aquí pronto -contestó mi madre-.
-¿Por qué mamá? -me atreví a preguntar-.
-Motivos personales, ya os lo contaré más adelante.
Volví a mi habitación y me puse a pensar en el viaje. Un rato después me puse a mirar el twitter. no tenía ninguna mención ni nada nuevo. me parecía extraño porque siempre tenía algo. Miré otra vez, poniendo más atención y descubrí que tenía un nuevo seguidor. Su nombre era raro y no me sonaba. Mire su foto y tampoco me sonaba. Lo deje así y me fui a dar un paseo.
Llegué a mi parque. Así lo llamaba, porque pasaba mucho tiempo allí. Siempre que iba me sentaba en un banco y observaba a los niños jugar con sus padres, mientras me preguntaba porque no había tenido yo una infancia así. Mi infancia había sido complicada y no me gustaba recordarla porque siempre que lo hacía acababa llorando. Cuando me disponía a irme alguien llegó por detrás y me abrazó dándome un susto terrible.
-¿Ahora te asustas con nada? -me preguntó Valeria-.
Valeria es mi mejor amiga. Es igual a mi en muchas cosas.
-No esperaba verte aquí -la dije-.
-Ya, bueno. Te vi a lo lejos y vine. Tenías que haberte visto la cara -se echó a reír-.
-Para, no tiene gracias.
-Si, si la tiene.
-Que no.
-Bueno, vale, no -dijo Val, aunque sabía que seguía riendo por dentro-.
-¿Vienes ha cenar a casa? -la pregunté-
-Vale. Ahora tengo que ir a casa ha dejar esto -llevaba unas bolsas de la mano- pero en cuanto lo coloque voy.
-Vale. Xao. en cuanto se alejo un poco me vino la idea de una noche de chicas en casa, me giré y la grité- ¡Trae el pijama también!
Volví para casa y cuando fui ha abrir me di cuenta de que no tenía las llaves. Me puse muy nerviosa y me dirigí otra vez al parque para ver si estaban allí. En cuanto llegué vi a un chico sentado en el banco que estuve hace un rato. El chico se giro y me descubrió mirándole.
-Hola
-Hola. ¿Has visto unas llaves en un llavero con flores por aquí? -pregunté-
-Si, toma. Estaban debajo de este banco.
-Gracias.
El chico era alto, con el pelo castaño y corto. Tenía unos ojos preciosos de color miel, barba de unos dos días y cuerpo atlético. Estuvimos hablando sobre nosotros, para conocernos mejor. Se llamaba Liam y tenia dos hermanas. De pequeño tubo muchos problemas relacionados con los riñones, y solo tenía uno. En un momento miré la hora y vi que Val estaría por llegar a casa.
-Lo siento mucho Liam, pero me tengo que ir a casa. He quedado con una amiga y estará por llegar.
-No pasa nada. Toma mi número. Ya hablaremos. Adiós.
-Adiós -le dí dos besos y me dirigí hacia mi casa-.